Udāna 1.1: El Sutra del Despertar

Así lo he escuchado…

En una ocasión, el Bienaventurado residía en Uruvelā, en la ribera del río Nerañjarā, bajo el árbol Bodhi, recién iluminado por primera vez. Durante ese tiempo, el Bienaventurado permaneció sentado durante siete días en una sola postura, experimentando el gozo de la liberación.

Al final de esos siete días, el Bienaventurado emergió de aquel estado de concentración y, durante el primer período de la noche, reflexionó profundamente sobre cómo surgen las cosas en relación unas con otras, analizándolo paso a paso:

«Esto existe porque aquello existe; por el surgimiento de esto, aquello surge. Es decir: cuando hay ignorancia, se generan las intenciones y acciones impulsadas por el deseo o la aversión; estas intenciones y acciones dan lugar a la conciencia; con la conciencia como condición, surgen el nombre y la forma; con el nombre y la forma como condición, surgen las seis bases de los sentidos; con las seis bases de los sentidos como condición, surge el contacto; con el contacto como condición, surge la sensación; con la sensación como condición, surge el deseo; con el deseo como condición, surge el apego; con el apego como condición, surge la existencia; con la existencia como condición, surge el nacimiento; con el nacimiento como condición, surgen la vejez, la muerte, el lamento, el dolor, la aflicción y la desesperación. Así se origina toda esta masa de sufrimiento.»

Entonces, el Bienaventurado, al comprender este significado, en ese momento proclamó este exaltado discurso (udāna):

«Cuando las verdades aparecen claramente,
al que medita con ardor y sabiduría,
todas las dudas se disipan por completo,
pues comprende la ley del origen condicionado.»

Así termina el primer discurso.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio